Mazatlán fue fundado el 14 de mayo de 1531, es lo que una placa en la entrada al edificio histórico conocido como la Aduana en Mazatlán pero esta fecha de fundación de Mazatlán no es totalmente aceptada. Las investigaciones se pierden en la oscuridad de los tiempos, donde no alcanzan los registros ni el ingenio de quienes lo habitaron, quizá porque en su momento no fue considerado como un asunto importante, tal vez no se imaginaron el interés que provocaría el tema a las generaciones del futuro

Desde entonces muchas fechas se han aportado, algunas francamente ilógicas, otras lamentablemente incompletas, sin que satisfagan la curiosidad de quienes desean exactitud, lugares y apellidos. Revisemos y analicemos, pues, 7 de estas fechas de posible fundación de Mazatlán

14 de mayo de 1531

Esta es la fecha oficial debido a el decreto municipal No. 9 expedido por Raúl Ledón Marquez el 25 de octubre de 1979, en el que se señala al año de 1531 como el de la fundación de Mazatlán. 

En el decreto municipal No. 4, expedido por José H. Rico Mendiola el 10 de febrero de 1981, en el que se precisa la fecha de la fundación: 14 de Mayo de 1531. 

Mazatlán no pudo ser habitado en esta época porque era prácticamente imposible que los españoles, acostumbrados al clima y comodidades de sus tierras, aceptarán vivir en medio de marismas, azotados por un inclemente sol y constantes tormentas.

El muy respetado historiador que propuso esta fecha de fundación de Mazatlán, tal vez confundido o presionado por las autoridades, quienes mantienen esta versión, no tomó en cuenta que aquella primera invasión de 1531 no duró más de una década, cuando la población fundada por Nuño Beltrán de Guzmán en el sur de Sinaloa, Chametla, fue destruida por los indígenas. ¿Cómo, entonces, se habrían quedado o si quiera hubieran pensado colonizar la pantanosa bahía de Mazatlán?

1576, día y mes desconocidos

 fundación de Mazatlán Esta fecha, como algunos ya saben, se refiere a la fundación del presidio de San Juan Bautista de Mazatlán, a orillas del río Presidio, y no al puerto como podría creerse. Tras los descubrimientos de las minas de Cópala, San Sebastian y Panuco fue necesario un emplazamiento militar que las protegiera.

El trabajo fue encargado a los mulatos, descendientes de españoles y africanos, que podían soportar el clima abrazador de estas tierras. El lugar del asentimiento cambió en repetidas ocasiones por las crecientes del río, hasta que en 1603 ocuparon el sitio del actual Villa Unión. Estos hombres serían los primeros en andar por las marismas mazatlecas, temporalmente, cuando las vigilaban.

23 de marzo de 1792

Los mulatos de Mazatlán eran despreciados por las autoridades virreinales, les consideraban groseros e ignorantes, y su relativa independencia -tenían su propio gobierno, algo democrático- les molestaba aun más.

Durante varias décadas estas quejas llegaron a España, hasta que el rey decidió dictar un decreto en esta fecha, nombrando un gobernador oficial para el presidio, puerto incluido, formalizando su entrada a la administración colonial. Al capitán Joseph de Garibay, quien tampoco tenía buena impresión de los mazatlecos, le tocó la labor de organizarlo todo. En su informe de 1797, donde describe los hechos y naturaleza del presidio y su gente, menciona que el puerto ya contaba con 19 habitantes asentados.

1806, día y mes desconocidos

Esta fecha de fundación de Mazatlán, dada por la hija del legendario José Maria Canizalez en 1874, establece la llegada de este junto a su esposa Petra Zamudio y ella, quien contaba con 17 años entonces. Según el testimonio, llegaron a una zona totalmente deshabitada para vivir de la siembra y la pesca.

De ser esto cierto, la señora Juana Canizalez Zamudio tendría en ese momento alrededor de 91 años. Quizá olvidó que ya había gente en el puerto antes de 1800, como las tres familias mencionadas por Garibay en su informe y que curiosamente vivían de lo mismo que la familia Canizalez. Esto, sin embargo, no permeó en el imaginario colectivo que comenzaría a crear la leyenda del fundador de Mazatlán.

6 de febrero de 1822

fundación de Mazatlán

Pero una cosa es tener habitantes aparecidos esporádicamente, sin ningún poder o permiso, y otra el oficializar un asentamiento. Aunque el puerto de Mazatlán no cuente con un oficio que promueva su fundación, si que tuvo un decreto que ordenaba su apertura al comercio marítimo internacional.

Desde 1820 se discutía el tema, al ver que era posible establecerse en los pantanos y detener a quienes utilizaban su bahía para hacer negocios ilícitos, las Cortes de Cádiz ordenaron su apertura en 1821. Sin embargo, la guerra de independencia retrasó las operaciones necesarias hasta esta fecha, en que las nuevas autoridades mexicanas rectificaron el decreto colonial.

1828, día y mes desconocidos

El mismo año en que el presidio de Mazatlán toma el nombre masón de Villa Unión, dejando libre su antigua denominación, surge un pregunta bastante lógica entre los comerciantes que se iban asentando en el puerto: ¿porqué, si aquí están los muelles, no tenemos también una aduana?

El principal promotor de esta idea era Vicente Ortigosa, comerciante oriundo de San Sebastian (hoy Concordia), que también aconsejó cambiar los muelles hacía la playa sur, donde no había tanto oleaje como en Olas Altas -¿quién lo diría?-. El hecho fue de una trascendencia tal, que antes de tomar su actual nombre, varios consideraron llamar al puerto como Villa de Ortigosa.

2 de julio de 1837

Ya con un nombre oficial, muelles, aduana y una creciente sociedad de comerciantes y pescadores, lo único que le faltaba al puerto era gobierno. Este paso era bastante lógico y necesario, ya que la importancia del nuevo Mazatlán iba rebasando, a pasos agigantados, a la del viejo.

Con esto el puerto dejó de depender de sus antiguos vigías para convertirse en la principal potencia económica del estado, a solo quince años de ser su capital. De este tiempo proviene quien, con justicia, debería ser llamado uno de los padres, quizá el único, del puerto: Juan Nepomuceno Machado, exitoso comerciante y filántropo filipino que donó parte de su capital y propiedades para la construcción de las primeras obras publicas de Mazatlán.

Autor: Fernando Meraz , DoceDiezMeraz