Este articulo fue escrito por Fernando Meraz en su Blog docediezmeraz.

Toda ciudad se conoce por su gente, por su cultura, por su historia y, claro, por sus calles. Cuando uno camina por el centro histórico de Mazatlán y se atreve a explorar más allá de lo turístico y comercial, puede que tenga la sensación de perderse, y no solo en el sentido literal, de pronto ya no estamos en nuestra época, el aire silba y huele distinto, la sombras de los arboles nos llevan a un tiempo de sencillez y bonanza, de diferentes idiomas en diferentes casas, de los sueños que construyeron este puerto. Puede que ya hayas paseado por una o varias de estas calles, incluso que vivas, estudies o trabajes ahí, ¿puedes imaginártelo?, ¿puedes imaginar a Mazatlán sin ellas?

1. Calle Principal (hoy Belisario Domínguez)

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Se dice que fue la primer vía habitada de Mazatlán, donde el legendario José Maria Canizalez y su esposa Petra Zamudio se afincaron a principios del siglo XIX, la leyenda menciona que en 1806. Esta fue la avenida principal del puerto durante su primer siglo de existencia, en ella se encontraban los almacenes comerciales más importantes, como la imponente Mercería Alemana (esquina con Mariano Escobedo), así como colegios, mansiones y el desaparecido Banco Occidental (esquina con Constitución). Su importancia comercial nació, quizá, con lo tamemes que cruzaban esta arteria de playa norte a playa sur, transportando mercancías hacía la aduana en los albores del puerto.

2. Paseo de Olas Altas

Cuna del comercio marítimo y el turismo en el puerto. En este se ubicaron los primeros muelles de Mazatlán, conocido entonces como puerto de San Félix, hasta que decidieron trasladarnos a la aguas más tranquilas de la playa norte. En 1831 se pavimenta con la finalidad de cubrir el arroyo que separaba al cerro del Vigía del pueblo -donde hoy se ubica el monumento del escudo-, convirtiéndolo en el primer malecón del puerto. Esto seria aprovechado ya en el siglo XX para convertir a Mazatlán en un destino de playa con la construcción del hotel Belmar en la decada de 1920, al que le seguirían La Siesta y el hotel Freeman, el edificio mas alto del noroeste mexicano por varios años.

3. Calle del Arsenal (hoy Venustiano Carranza)

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Junto a la Principal y Olas Altas, era una de las arterias más concurridas desde principios del XIX. Desde que se comenzó a levantar en una de sus aceras la Aduana Marítima en 1828, acompañada por los almacenes y la batería que le daba el nombre a la calle, donde se encontraban los marineros y soldados leales a los comerciantes, su actividad principal provenía del mar. Aun hoy día, se pueden apreciar en sus alrededores magnificas residencias de los cónsules y embajadores que aprovechaban su localización, así como la abandonada mansión Paredes, donde en otros tiempos funcionó la primer Escuela Náutica y, posteriormente, la Universidad de Mazatlán.

4. Calle de la Campana

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En las primeras décadas de existencia del puerto, era labor del cura de San Juan Bautista de Mazatlán (hoy Villa Unión), partir hacia la costa cada semana para atender a sus feligreses. Sin embargo, las buenas costumbres de ciertas personas -recordemos que el puerto estuvo habitado desde sus inicios por extranjeros que no necesariamente eran católicos- tomaron cartas sobre el asunto y, con ayuda de Juan Nepomuceno Machado, para 1842 terminarían el templo de San José en esta callecita de escasas tres manzanas. Tiene este nombre debido a que la campana no se encontraba en el campanario sino sobre la calle, hasta los años de la intervención francesa.

5. Calle Dr. Carvajal

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Si causaba asombro que durante más de treinta años de existencia no hubiera un solo templo católico en el puerto, peor fue la reacción de la iglesia al saber que tampoco tenia camposanto, al menos no avalado por ella. El primer cementerio de Mazatlán desapareció cuando decidieron abrir el también extinto Panteón No 1 (ubicado donde ahora están el parque y la escuela Ángel Flores). El panteón de los protestantes, llamado así para diferenciarlo de los bendecidos por la iglesia, se encontraba justamente en el cruce de esta calle con la de Canizalez y abarcaba las cuatro cuadras que rodean Rosales, Teniente Azueta, Leandro Valle y 21 de marzo, cuadrante antes conocido como el Barrio de las Calaveras.

6. Callejón del Ángel

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Este pequeño rincón del puerto pasaría desapercibido, hasta para los curiosos, sino fuese por el crimen que aquí se cometió la noche del 27 de enero de 1879. José Cayetano Valadés, miembro de una familia que merece por si sola un estudio digno de su obra y legado, fundador y editor de La Tarántula, el periódico de denuncia más importante del estado a inicios del Porfiriato, se ganó la mortal enemistad del gobernador Francisco Cañedo. Aprovechando la oscuridad de este callejón, los sicarios del gobernador callaron para siempre a uno de los antecesores de la revolución. Tras el siniestro, el descontento popular se hizo sentir, resultando en la formación de una élite de intelectuales liberales.

7. Calle del Oro (hoy Constitución)

Banco OccidentalMazatlán tuvo su propio Wall Street a finales del siglo XIX y principios del XX. Aquí se encontraban los principales bancos, como el desaparecido Banco Nacional de México (esquina con Olas Altas) -establecido desde 1889, el primero del estado-, el Banco de Londres y México (esquina con Venus) y el ya mencionado Banco Occidental. Ademas estaba el edificio de El Correo de la Tarde (esquina con Carnaval), el diario oficial de la cámara de comercio, y a su lado, frente a la plazuela Machado, se encontraba el exclusivo Club Alemán. Con todo esto, la calle le debía su nombre especialmente a la Casa Melchers (esquina con Venus), la sociedad comercial más importante del puerto, ya que solía exportar grandes cantidades de este metal.

8. Calle Carnaval

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Sin duda muchos ubican esta calle por ser la que, al volverse peatonal, atraviesa la plazuela Machado y a su lado se levantan las fachadas del Centro Municipal de las Artes, en el antiguo edificio del hotel Iturbide, donde fallecería por la fiebre amarilla la soprano Ángela Peralta, y el vecino teatro que lleva su nombre, el más antiguo del noroeste mexicano. Pero esta no es la única tragedia que ocurrió entre sus aceras. El 6 de mayo de 1914, su cruce con Canizalez seria el escenario de un bombardeo -accidental, según los medios oficiales- que causaría cuatro muertes, dos de unas niñas, y cuatro heridos. Para este momento los bombardeos aéreos eran apenas un experimento, este fue el segundo ocurrido en el puerto.

9. Paseos del Centenario y Claussen

Juntos, porque juntos llegaron en aquel año de 1910. En pos del espíritu de aquella época dorada de Mazatlán, estas serán consideradas como la última obra que dejaron los extranjeros, prolongando su poder hasta el siglo XX. El primero fue realizado en conmemoración al centenario de la independencia de México, ayudando a mejorar la imagen de un decadente Porfirio Díaz, rodeando al bosque de la ciudad que se encontraba en el cerro del Vigía, dándonos desde la glorieta Germana una bella postal del incomunicado faro de entonces. El segundo alargaba Mazatlán hacia el norte, hacia las playas aun desiertas del futuro, llamándole con el nombre del impulsor principal de ambos proyectos.

10. Avenida del Mar

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Construida en los años en que avenidas como la Miguel Alemán, Ejercito Mexicano e Insurgentes cambiaban la visión del puerto, esta fue sin duda una de las que más influyo al futuro Mazatlán. Cuando el gringo loco decide construir el hotel Playa muy a las afueras del puerto, donde más adelante se crearía la Zona Dorada, las autoridades y otros inversionistas comenzaron a proyectar un malecón que hoy día, junto con los paseos ya mencionados, es uno de los más largos del mundo. Hoteles, discotecas y monumentos como el Valentinos, que la separa de la Zona Dorada, y los Monos Bichis, que hacen lo propio con el paseo Claussen, son símbolos que todo Mazatleco y visitante conoce desde que este ultimo apareció en la década de 1950.