mazatlan_teatro-angela-peraltaEl arte que provoca una ciudad a sus ocupantes y visitantes es un bien común. Todos conocemos la importancia que han tenido Roma, Florencia, Viena, París, Londres y Nueva York en la cultura occidental, en las novelas, pinturas, canciones y películas que se basan en sus calles, edificios y habitantes. Mazatlán, sin tratar de compararse con estas, también ha tenido la forma de despertar la curiosidad creativa de sus paseantes, quienes plasman sus playas, cerros, islas y casas, sus historias, su cielo y su cultura, en obras que se llevan al puerto con ellas, dando a conocer este pequeño paraje del pacífico a lo largo del mundo. Son muchos los artistas, locales y foráneos, que han dejado su huella en el puerto a cambio de esta inspiración. A continuación te presentó solo a diez de los más reconocidos y trascendentales al día de hoy.

1. Amado Nervo

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Mazatlán estuvo destinado a habitar en las letras de grandes escritores desde que Herman Melville lo paseó en 1844, para describirlo en su obra Chaqueta Blanca. El Correo de la Tarde, aparecido en 1885, diario de la cámara de comercio y la élite social del puerto, juntaría las plumas de diversos poetas, periodistas y analistas, entre los que destaca Amado Nervo. Aquí el nayarita encuentra la cuna de su prosa y verso, desarrollados en los dos años que trabajo en él, entre crónicas, criticas, poemas y narraciones. En Olas Altas y La gruta del Crestón, dos de sus crónicas más conocidas de este periodo, describen con sus ideas, ironías y costumbres a los mazatlecos y al Mazatlán de entonces.

2. Edward Weston

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Mazatlán contó con un estudio fotográfico desde 1865, cuando la familia Zuber comienza a retratar las calles, edificios y personajes del puerto. A ellos le siguieron otros documentalistas como José María Guillen, el fotógrafo de la revolución, José Nazario Pérez y el alemán Hugo Brehme, artista que atrajo hacía al puerto a la pareja Tina Modotti y Edward Weston. A diferencia de Brehme, cuya tendencia al pintoresquismo romántico lo mantenían como autor del siglo XIX, Modotti y Weston buscaban nuevas expresiones para la fotografía. Así, una tarde desde el Belmar, Weston tomaría La gran nube blanca de Mazatlán, una de sus obras cumbres, pionera del abstraccionismo fotográfico.

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3. Gabriel Ruiz Galindo


Sin duda la música es el arte más practicado entre los mazatlecos, desde el vals Alejandra compuesto por Enrique Mora, hasta la banda de los hermanos Melchers y su pieza anónima De Mazatlán a Acaponeta. El tapatío Gabriel Ruiz, en muestra de agradecimiento a su publico porteño, compondría Mazatlán, bolero de 1940, al que le seguiría Noches de Mazatlán, realizado para la película Cuatro noches contigo de 1952, donde se interpretan ambos himnos del puerto. Ruiz continuaría con las menos conocidas Mazatleca y Secreto de Mazatlán. Tanto era su aprecio por el puerto y sus habitantes que crearía y donaría en 1983 una de las esculturas más representativas del malecón: La mujer mazatleca,

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4. Fernando Valadés Lejarza

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Bohemio, descendiente de la intelectual y heroica familia de los Valadés, debido a una enfermedad de la niñez que le impedía desplazarse sin muletas, aprendió a tocar el piano desde muy joven, realizando composiciones que lo harían recorrer el estado y, posteriormente, la radio, teatros de la Ciudad de México y algunos rincones del extranjero. Después de Enrique Mora, el mazatleco con mayor renombre en cuanto a música y composición se refiere, también dedicó al menos un par de canciones al puerto: Brisas mazatlecas y Cántale mar, que emulan a los boleros romanticos de entonces, hechos para ser interpretados por grandes voces.

5. José Alfredo Jiménez


El reconocido y prolífico compositor de rancheras residió durante un tiempo en el puerto, cuando apenas se iba labrando una carrera en la música, trabajando para el turismo, ganando experiencia y contactos en el puerto. Al ya lucir con voz propia en la radio y el cine, compuso una de las canciones más interpretadas por mazatlecos y foráneos, el Corrido de Mazatlán, uno de los primeros en ser interpretados tanto en mariachi como en banda sinaloense originalmente. La música es festiva, rememora los tiempos que ya se fueron y antecedieron al Mazatlán del futuro, de hoy, describiendo la sencillez y belleza con la que vivían los mazatlecos de entonces.

6. Antonio López Sáenz

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El escultor y pintor que ha expuesto sus obras desde Ciudad de México hasta Chicago y de Zurich a Paris, reveló que comenzó a practicar el arte de las formas en las arenas de la playa, mientras jugaba de niño o trabajaba en los almacenes aduaneros para pagar su viaje y estudios en el Distrito Federal. En sus lienzos dedicados a la historia y cultura de su natal Mazatlán, vemos colores iluminados por el sol que nunca deja de salir, cuerpos inflamados, danzantes a la música de banda, aficionados del beisbol, paseantes tranquilos por el malecón. La llegada de Ángela Peralta a Mazatlán y Así nos agarró el milenio, pintura y escultura respectivamente, son dos de sus obras más reconocidas.

7. Oscar Liera

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El teatro mazatleco, desde la inauguración del teatro Rubio (hoy Ángela Peralta) en la década de 1880, ha contado con diversos artistas de la actuación y dramaturgia. Aunque no tiene la prioridad de la música en los escenarios locales, ha logrado salir del puerto en diversos festivales nacionales e internacionales. El dramatismo de sus calles y gentes fue aprovechado por el dramaturgo sinaloense más importante del siglo XX, cuando escribe su obra Los negros pájaros del adiós, pieza que juega con la lógica del tiempo y el espacio para mostrarnos la fatídica relación entre un alumno y su profesora mientras pasean por las plazuelas o sueñan con las palmeras del centro.

8. Oscar Blancarte

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El cine llegaría a Mazatlán en 1897, con el patrocinio de un mazatleco apellidado Maxemin, en el Club Alemán. Las primeras películas rodadas en el puerto desaparecieron, mientras que el teatro Rubio se convertía en el cine Ángela Peralta y se abrían el Reforma y Zaragoza. Tras la ya mencionada Cuatro noches contigo de 1952, pocas fueron las películas grabadas aquí. El director mazatleco Oscar Blancarte llevaría al puerto a la pantalla grande, rescatándolo de aquel abismo de serie B al que lo habían metido, con Entre la tarde y la noche del año 2000, película galardonada en el festival de Cine Latino de Nueva York y el de Cine Figueira Da Foz, en Portugal, exponiéndose además en las muestras de Chicago, Filadelfia, Mar de Plata, entre otros.

9. Rebeca Llamas Lerma

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Otro de los grandes pilares de las artes mazatlecas es su danza. El puerto cuenta con dos compañías profesionales, Delfos Danza Contemporánea de Claudia Lavista, bailarina y coreógrafa reconocida a nivel internacional, y el Ballet Folclórico Sinaloense, creado y conducido por la no menos aclamada Rebeca Llamas hasta el 2011. Llamas, formada como solista en el Ballet Folclórico de Amalia Mendoza, creo un concepto nuevo y atractivo para los mazatlecos no muy cercanos a la expresión dancística, su obra coreográfica Mazatleco, que representa la evolución cultural del puerto desde épocas prehispánicas, fue un éxito local, logrando recorrer los teatros de todo México y el extranjero.

10. Roger Bourland

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Ya en pleno siglo XXI, cuando el puerto se ha recuperado de su lamentable deceso cultural, abriendo escuelas artísticas, museos y festivales para todas las expresiones, quedaban aun espacios por explorar. La ópera, esa forma del drama musical que no sembró éxitos en México durante su época dorada, entra a Mazatlán para rememorar a la gran soprano que culminó sus días en el puerto. Bourland, compositor especializado en la Grand Opéra, al estilo de Mayerbeer y Wagner, sitúa con su música y el libreto de Mitchell Morris los último días de Ángela Peralta en La paloma y el ruiseñor, uniendo la historia del puerto con la del destino de su efímera visitante a causa de la fiebre.